Descripción

Zozobra. Estructuras se habrían rajado tras sismo de 6.9 grados registrado el último miércoles en Acarí. Ambos diques se ubican a 500 metros del pueblo. Piden descartar riesgo de colapso.

Juan Luis Silvera Quispe.

Arequipa.

El temor a ser sepultados en cualquier momento por dos diques, que contienen relaves mineros, tiene intranquilas a 400 familias del anexo de Otapara, distrito de Acarí (Caravelí). El pánico aumentó luego del sismo de 6.9 grados en la escala de Richter, registrado en la zona el 25 de setiembre. Ese movimiento habría rajado las estructuras de 200 metros de ancho y 80 de alto que pertenecen a la planta procesadora de cobre Derivados y Concentrados.

"En cualquier momento revientan esas represas y morimos todos", reclama el presidente de la junta vecinal del poblado, Ernesto López Ripas.

Según explicó, ambas infraestructuras se ubican en la parte alta de un cerro, bajo el cual se asienta Otapara. A menos de 500 metros se ubica el colegio Francisco Bolognesi, donde estudian más de doscientos alumnos. Hay dos colegios más en peligro y casi 500 viviendas.

"Una poza es de relaves sólidos y la otra de agua tratada, si revienta una, perjudicará a la otra, formando un huaico", agrega preocupado el dirigente. Muestra del descontento de la población con la planta minera es que el 17 de setiembre remitieron un oficio al burgomaestre de Acarí, Carlos Mejía, pidiéndole que interceda ante la empresa para que se reubiquen los almacenes.

El pedido se hizo una semana antes del movimiento telúrico y volvieron a insistir ni bien pasó el fenómeno natural (oficio del 27 de setiembre).


TRABAJOS PARALIZADOS

Ante tanto reclamo -dice Ernesto López- la empresa paralizó sus actividades y les informó que habían contratado tres empresas evaluadoras de riesgo para que determinen si las estructuras podrán seguir soportando los relaves o no. "La capacidad de ambas ya colapsó, nadie nos asegura si tener esos materiales cerca no contamina a los pobladores", concluye López Ripas.

Sobre el hecho, el burgomaestre Carlos Mejía aseguró que se ha coordinado con los representantes de la empresa para prevenir el riesgo que representan los pozos. "El problema es de años, la empresa le da agua y luz eléctrica gratis a ellos (pobladores) por los trabajos que realizan", sostuvo en conversación vía telefónica. A decir del burgomaestre, la situación en Otapara no es del todo crítica porque existe un viaducto que conduce el material desechado hacia un descampado.

No obstante, dejó en claro que existen varios anexos que están en riesgo no solo por la actividad industrial sino también por la geografía peligrosa en la que se ubican. "En el caso de Derivados y Concentrados, tienen un permiso que les otorgó el Ministerio de Energía y Minas", concluyó. Lo cierto es que las familias de Otapara han tenido que aprender a convivir con el peligro.